martes, 23 de mayo de 2017

Sin Nombre 1.

Tengo este masoquista hábito de imaginar el peor resultado de una situación, la peor justificación para un error... Vaya, el peor escenario sin importar nada.

Tal vez lo hago por el puro placer del entretenimiento mental que me brinda, tal vez lo haga porque mi educación incluyó la frase "Piensa en lo peor, planea con la peor situación posible" repetida numerosas veces por mi padre en un intento de inculcarnos la precaución, la idea de siempre estar preparada para lo peor te hace tener no uno, ni dos, sino seis o diez planes alternativos para cada situación.

No quiero desviarme mucho del rumbo que quería que tuviera esta publicación, realmente se que nadie lee lo que sea que yo escribo aquí... Bueno, hoy en día nadie lee y punto (por lo menos no en mi país), está demás mencionar una vez más que en la actualidad la gente prefiere las fotos y los videos antes que las palabras escritas. Situación que me es ajena y francamente inverosímil.

Yo no imagino un mundo sin palabras escritas, tal vez será porque las uso de desahogo desde que tengo memoria... Bueno, cualquier niña que tuviese un diario podría entender lo que digo....

¡Caray! Parece que hoy es noche de desviarse del tema cinco mil veces.
Recién intentaba explicarles, queridos fantasmas mentales, que tengo como práctica recurrente un ejercicio mental masoquista.

A partir de una situación (cualquiera) en mi vida, imagino el peor resultado posible y de ahí creo un historia en mi mente, con mucho drama (como parece que me gustan las historias) me gusta forzar a mi yo mental a enfrentarse a lo peor imaginable (nada fantástico) de cualquier situación. Si bien a veces creo que es para convencerme de que... sin importar qué, seré lo suficientemente fuerte para superar dicha situación... A veces creo que lo hago como mero entretenimiento porque mi simple y sencilla vida es... aburrida.

¡Boom! Lo dije, ya maldíganme... Lo sé, no crean que soy tan ingenua, sé que sueno a mocosa caprichosa pero mis queridos amigos cibernéticos e imaginarios....

Todo tiene una base, un origen si es que así lo desean ver.

Cuando era joven, muy joven, una niña.... Por aquellos ayeres en que mi confidente eran un montón de hojas con un estampado en agua de un oso o animal con intenciones de querer parecer tierno y olor a alguna frutilla (sí, estoy hablando de los típicos diarios que en mi juventud las niñas teníamos; ignoro realmente si hoy en día aún son sumamente comunes los diarios en papel).

En fin, por esos ayeres yo solía hacer exactamente lo contrario a lo que hago hoy.... Solía imaginar todo tipo de historias cursis y rosas con finales felices, hermosas historias llenas de esperanza y amor.

¡Puaj! Me doy asco sólo de recordar que ese mal hábito (a mi parecer un mal hábito) continuó hasta mis muy entrados 15.

Fue entonces que comprendí, a la mala y tras muchos tropiezos que lo que yo soñaba era estúpido, irreal y que sólo me causaba daño al alimentar falsas esperanzas, construir castillos en el aire y dar rienda suelta a mi imaginación,

A partir de ahí, todo tomó un tinte más oscuro, quise hacerme entender lo que en realidad pasaba, quise analizar las verdaderas posibilidades de lo que, yo juraba, eran historias completamente posibles.

Por supuesto, está demás decir que mi yo "pesimista y realista" ganó la batalla.

Según yo, endurecí mi manera de pensar para que mis propias ilusiones no me dañaran; olvidé que en el proceso me construí una mentalidad que tendía a ver el fracaso, la tristeza, la soledad y la miseria como el resultado que poseía más probabilidades de volverse real.

Perdí esa luz, esa esperanza, esas ilusiones en el camino a volverme una persona más realista. Hoy en día mi cabeza es embrollo de demonios, fantasmas y pesadillas que atormentan mi existir.

No puede ir nada bien en mi vida sin que sienta la patológica necesidad de arruinarlo, no puedo tener un chispazo de felicidad sin que sienta que pronto un tragedia va a ocurrir...

Detesto esta parte de mí, lucho contra ella cada día de mi vida y, aún así, no he logrado menguar este comportamiento destructivo en lo más mínimo.

Lamento compartir una entrada tan triste y sin sentido luego de meses de no escribir nada, lo lamento de verdad; es sólo que como lo pueden notar es lo que ocupa mi mente en este momento,

Buena noches queridos fantasmas.
Recuerden siempre tener ilusiones y esperanzas, son el motor que nos impulsa.

domingo, 29 de noviembre de 2015

Capítulo 3 "Amanda entra en escena"

Recuerdo la primera vez que la vi… Que, de verdad, la vi.


Era día de inscripciones, no tenía mucho que había llegado y decidí tomar un asiento de la parte de atrás, en general, no disfruto hablar con desconocidos y ese salón estaba lleno de desconocidos. 

Había perdido mi grupo por idiota, mi promedio del año pasado no fue suficiente y terminé en un salón en dónde no conocía a nadie y por lo que estaba viendo, no me interesaría conocer a nadie.
Alguien más había entrado al salón, un chico que iba conmigo el semestre pasado al que apenas le hablaba; bueno, por lo menos ya conocía a alguien por aquello de los trabajos en equipo que los profesores adoran dejar. 

Estuve a punto de levantarme y cambiarme de lugar, tal vez un poco más cerca del chico, no recordaba su nombre, pues parecía que la espera del trámite sería larga y podría ser que en algún momento me aburriera lo suficiente como para intentar platicar con alguien; cuando entró al salón otra persona.

Una chica que conocía de vista, bueno, tal vez le había dirigido la palabra alguna vez; era amiga de un amigo mío. En realidad a mi amigo le gustaba mucho su amiga e intentó acercarse a través de esta chica. Está de más decir que no funcionó; de haber funcionado, tal vez le hubiera hablado un poco más a ella y tal vez ahora tendría con quien pasar el tiempo platicando.

No recuerdo qué fue exactamente lo que pensé de su apariencia; tal vez no pensé nada sobre eso. Lo que recuerdo es haber pensado que se iba a sentar lejos de mí, posiblemente en la otra esquina o cerca de algún grupito e intentaría comenzar a hacer amigos como la mayoría de las personas lo hace. Entonces, se detuvo en el marco de la puerta y escaneo el salón con la mirada… me vio. Yo bajé la mirada disimulando que no la estaba viendo; su mirada se posó un minuto entero sobre mí; me había reconocido y supuse que estaba valorando la idea de acercarse o no. Después de todo, casi éramos desconocidos.

No la volteé a mirar, no quería ser demasiado obvio, seguí jugando con mi celular; si habría de sentarse cerca lo haría; si no, no.   Pasó un rato y seguí concentrado en mis asuntos. De repente, me sobresalté un poco, la chica estaba hablándome; no sólo se sentó cerca. Se había sentado justo a mi lado y me estaba haciendo plática. No sé qué pasaba por mí cabeza.

-¿Toto, verdad?- Ese maldito apodo, en realidad no me molestaba pero no me resultaba agradable que la gente me pusiera apodos, por algo tenía un nombre.

-Sí- contesté medio apático - ¿eres la amiga de Cristina, no?- le pregunté.

-Sí, soy Amanda- contestó con una sonrisa tímida- lo siento, no soy muy buena haciendo amigos ¿te importa si me quedo contigo?- me miró acongojada.

-Me da lo mismo- contesté de mala gana; tampoco soy bueno haciendo amigos pero no le iba a decir eso.

-Oye, no me agrada decirle por apodos a las personas….-me miró nerviosa, supuse que estaba avergonzada por no saber mi nombre- ¿podrías decirme tu nombre?-.No se la iba a poner tan fácil, odio ese maldito apodo, pudo preguntarme mi nombre primero.

-¿Para qué quieres saberlo? Lo vas a olvidar de todos modos- y de cierta manera no mentía, se veía, a pesar de su nerviosismo como una persona amigable; además recordaba verla con los populares de nuestro salón, seguro haría amigos fácilmente y pasaría otro año entero sin hablarme. Ella frunció su ceño en signo de enojo.

 – No lo voy a olvidar- entonces no era enojo- lo prometo- era decisión.

-Claro que lo vas a olvidar- esto estaba poniéndose interesante.

No tenía idea porque quería saber mi nombre, no era importante, por supuesto que lo iba a olvidar; seguramente sería la última vez que me hablaría… No es el tipo de chica que les habla a personas como yo. Por ese entonces, e incluso un poco ahora, era más huraño, más grosero, mucho más enojón y poco paciente.

-Olvídalo, no te lo voy a decir- dije con simpleza.

- Bueno, entonces te fastidiaré todo el rato hasta que me lo digas- vaya, era perseverante; su amenaza no me importó, en un momento llegaría el docente que nos daría las encuestas y nos recibiría los papeles de inscripción; pronto no podría hablar conmigo.

-Haz lo que quieras- le dije sin más.

Después de eso, el resto del tiempo fue bastante tranquilo y para mí sorpresa, pudimos mantener algún tipo de conversación medianamente interesante para pasar el tiempo; conversación que era intercalada de vez en cuando por ella preguntando mi nombre y yo respondiéndole de manera fea.

El tiempo pasó verdaderamente rápido, no sé cómo pero ya era mi turno de entregar papeles y me iría. En algún punto del tiempo, el chico que también había estado en nuestro salón el año pasado se unió a la conversación, pero ese chico no era tan interesante como Amanda.

Cerca del final de nuestra conversación Amanda propuso ir al cine al día siguiente diciendo algo como… “Ya que vamos a pasar un año juntos ¿qué tal si nos conocemos?”

Por supuesto acepté, en realidad no tenía ninguna razón por la que negarme y platicar con ella había resultado extrañamente sencillo. Ella no se insultaba fácilmente y tenía el mismo  tipo de humor que yo; en realidad, siendo muy sincero, Amanda era una de las chicas más intrigantes que conocía.

Hoy en día, agradezco a todas las deidades y fuerzas superiores que ella haya decidido sentarse junto a mí. Amanda con el tiempo se volvió mi confidente y mi mejor amiga; o lo había sido hasta hace muy poco. A veces la extraño y a veces me siento un imbécil; debí luchar por ella. Ya era muy tarde. Amanda se había ido y, por lo que todos decían, no planeaba volver.
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N/A: Hola fantasmitas, ha pasado mucho tiempo... Bueno, este es el punto de vista del tipo que le rompió el corazón a la protagonista.
Vaya, por fin le puse un nombre.
Amanda, suena muy bonito a mí parecer. No me juzguen.
Los adoro :)

viernes, 17 de julio de 2015

Ha pasado el tiempo

Se siente extraño colocar mis dedos una vez más sobre el teclado, en especial cuándo no hay un motivo en específico. Ya había olvidado la maravillosa sensación que me provocaba dejar que las ideas fluyan de mi mente y se plasmen como palabras.
Es tan liberador y, a la vez, esclarecedor. Las ideas se ordenan sin que lo note.

Ha pasado mucho tiempo, desde la última vez que escribí algo sólo por el gusto de hacerlo, sin tener que responderle a nadie, con la seguridad que me proporciona mi pequeño espacio en el mar que es la Internet.

Han habido tantísimos cambios en mi vida, muchos de ellos decisión mía y otros sólo consecuencia de mis decisiones; básicamente podría decir, sin temor a equivocarme que mi vida por fin está tomando un rumbo elegido por mí. Podría decir que se siente correcto. Podría.

Sin embargo, los últimos meses, una sensación me ha impedido disfrutar la vida. Hay algo que no se siente bien. Lo que es a su vez deprimente, sacrifiqué tanto por llegar a este punto en el camino que sólo debería ser capaz de sentir éxtasis y felicidad.

La felicidad hace tiempo me abandonó y para este punto yo ya he olvidado qué es el éxtasis; me remuerde pensar que hice todo esto en vano, me ofusca la idea de haber cambiado felicidad real por un concepto inexistente. Construí demasiados castillos en el aire acerca de cómo debía ser mi vida, ahora me parecen todos esos "obstáculos" excusas estúpidas que me impidieron disfrutar por completo lo que ya tenía, no darme cuenta de lo que tenía.

El amor, la escuela, el trabajo, la familia, los sueños... absolutamente todo tiene un significado diferente en este momento; ya nada es como lo creí y tal vez nunca lo fue. Tal vez, como ya lo he establecido, pensé e imaginé demasiado; tal vez lo que yo tenía era justo lo que necesitaba y nunca fui capaz de verlo.

Añoro y extraño esas horas que ahora lucen tan lejanas en las que poseía ese cariño que ahora tanto me hace falta. Necesito a veces tanto esa comprensión esas sonrisas, los secretos... la complicidad y más que nada la compañía. Nunca pensé decirlo pero añoro el pasado y me desentusiasma el futuro.
Antes ¡oh, antes! Añoraba el futuro pues prometía felicidad y satisfacción.

Hoy el futuro sólo es, en el mejor de los casos, conformismo.

Ya no aspiro a la felicidad, sólo puedo esperar que exista estabilidad, que sea suficiente para mantenerme cuerda y en una pieza.

Se me ha prometido que el pasado estaría ahí para reconfortarme en los momentos más duros; sin embargo, hundirme, hoy en día, en los recuerdos pasados no resulta reconfortante sino más bien una tortura, Saber que lo tenía todo y lo dejé ir.

Y no puedo dejar de culparme. Extraño mi pasado, detesto el presente y temo que el futuro sea aún más descorazonador.

Deseo ahora, más que nada, que esa fuerza que solía empujarme cada día en cada minuto, regrese. No estoy segura de cuándo la perdí y si pudiera regresaría en el tiempo y me aferraría a ella. Sólo quiero ser feliz; es lo que más deseo en el mundo. Quiero ser entendida, sentirme acompañada, ser necesaria y amada.

Estoy, tal como cuando abrí este blog, en un momento y lugar oscuros de mi vida. Ahora no hay cambio de camino, debo luchar por ser feliz o con lo que tengo. Estoy demasiado cansada para intentar cambiar todo de nuevo. Además creo que no cambié, que más bien huí y ya no quiero huir.

Ha pasado el tiempo, de verdad que ha pasado y tal vez demasiado rápido para mi gusto.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Capítulo 2 "El segundo encuentro"

-La desesperación resulta ser la peor de las consejeras, en especial para un corazón roto-. Eso me había dicho el extraño justo cuando salía lo más sigilosamente posible de la habitación, era evidente que no lo había logrado pues estaba despierto ¿acaso siempre lo estuvo? - Por cierto, puedes hacer café si así lo deseas-.
Me giré a mirarlo, ni siquiera se cambió de posición al hablar, seguía acostado boca abajo apresado por el enredo de sábanas que causamos la noche anterior.
Salí de ese departamento, sin hacer café, sin decir gracias, sin despedirme, si nada excepto la firme decisión de no regresar.



Eso reflexionaba mientras me acomodaba en el banco de la barra, el bar tender ni siquiera se molestó en preguntarme si quería algo, al parecer había creado una rutina predecible. Cada noche desde ese encuentro con el extraño, iba y me sentaba en el mismo banco del mismo club nocturno y justo a la medianoche esperaba a que el extraño apareciera. Había hecho exactamente lo mismo desde hacía un mes y el individuo seguía sin aparecer. Bien a bien no sabía que esperaba que pasara si me lo volvía a encontrar ¿Acostarnos de nuevo? ¿Charlar? ¿Tomar un café?

Un bufido salió de entre mis labios y le di un sorbo a mi vodka, sentí el ardor en mi garganta, estaba siendo un ridícula, seguro el tipejo ese no volvía al "Big Noise" y yo estaba aquí, gastando mi poco dinero y tiempo en esperarlo. Tal vez yo había soñado toda esa escena, era natural en mi imaginar cosas, pensar y soñar despierta se me daba demasiado bien, aunque si de verdad lo había alucinado resultaba preocupante, volteé a mirar al bar tender fugazmente. Él podría decirme si aluciné al extraño.
¡Bah! Pensé con fastidió, debería terminar este teatrito de una vez, decidí que en cuanto me acabara mi vodka abandonaría el club y no regresaría. Ni siquiera había resuelto mis asuntos emocionales anteriores como para ya estar liándome por algo de un noche.

Además justo había sido yo la que pensó que eso no debía trascender más allá de lo que fue: un 'polvo de una noche'. Pero entonces ¿qué me había hecho comportarme de la manera en la que lo había hecho el último mes? Por fin comenzaba a hacer las preguntas correctas ¿Qué resultaba tan especial e intoxicante de ese individuo que me arrastro a un lugar que odio cada noche del último mes?

Sabía la respuesta, simplemente no quería aceptarla: Me había sentido acompañada. Ese acostón me hizo olvidar a Samuel por lo menos por unas horas, despertar entre los brazos del desconocido fue, cuando menos, reconfortante, me sentí segura. Y lo último que me dijo, lo del corazón roto. Era casi como si el entendiera lo que me estaba ocurriendo, como si lo supiera todo.

No creo que me esté obsesionando, ni que me haya enamorado, francamente pienso que lo que me atrajo y aún atrae al extraño, es el tan ansiado sentimiento de compresión. Desde que me fui, e inclusive antes nadie comprendió por qué tenía que alejarme, todos pensaron que exageraba que estaba loca y a nadie le pareció como manejé las cosas.
Pero el extraño, el extraño era diferente, lo dicho, era como si supiera la historia completa. Como si supiera justo lo que necesitaba, no me parecía muy loco pensar que tal vez existiera la remota posibilidad que él hubiera pasado por algo parecido y que fuese esa la razón que le permitió leer mi mirada, mi tristeza y... desesperación.

El último sorbo de vodka, ya había abandonado toda esperanza de ver al extraño esa noche, decidí pasear mi mirada por la pista de baile antes de tomar el último sorbo, pensando que tal vez con un poco de suerte pudiéramos encontrarnos en la calle, después de todo sé que vivimos en la misma ciudad y a pesar de saber exactamente su domicilio me resultaba desagradable aparecerme así de la nada en su apartamento, como si fuera una acosadora obsesionada. Prefería esperar que la suerte estuviera de mi lado.

Cerré los ojos, el último trago siempre me sabe especialmente fuerte, no sé por qué, además ya era tiempo de irme, ya era tarde y mañana tenía que trabajar. Nunca esperé que al abrir los ojos me encontrara otro conocido par de ojos marrones observándome desde el taburete contiguo al mío.

-Hi- fue lo único que dijo- ¿Me dejarías invitarte un trago?-una sonrisa de blancos dientes hizo aparición.

Me sorprendí, lo sé por la manera en que el extraño sonrió, como si le hiciera gracia mi sorpresa, despertó en mi la sospecha, sabía algo.

-Martin - dijo dirigiéndose al bar tender, yo no sabía que se llamara así- otro vodka tonic para la señorita, el de costumbre-agregó al final con un tono divertido en su voz.

Sentí que un rubor acaparaba mi rostro, lo sabía, no sé cómo, pero sabía que estuve esperando a que viniera de nuevo, que se me acercara, no sé desde hace cuanto lo sabía lo cual me ponía un poco nerviosa si debía admitirlo.

-Enseguida sale- respondió Martin mirando al extraño por un segundo, segundo que fue suficiente para sentir como aumentaba mi sonrojo, por suerte el vodka me ayudaba mucho con la vergüenza que debería sentir al hallarme descubierta ¡Era amigo del bar tender! Seguro lo sabía desde el primer día, juro que nunca volveré a cometer alguna estupidez impulsiva como esta, lo más acertado es pensar que el extraño piense ahora en mí como una loca acosadora.

-Gracias- dije agradeciendo que las luces del club imposibilitaran un poco que, tanto el extraño como el bar tender, vieran mi sonrojo en su plenitud. Apenas tuve el vaso en mis manos me tomé de golpe el vodka, al parecer se me avecinaba una conversación para la que lo necesitaría.

-¿Te parece si vamos afuera a charlar? Creo que te debo una explicación- Le dije enfrentándole la mirada con el poco valor que logré reunír.

El extraño sonrió, no era una sonrisa burlona, era como si hubiese esperado que yo dijera exactamente eso.

-No me debes nada pero si de igual manera te apetece charlar por mí esta bien- dicho esto se levantó del taburete, pagó y se despidió de Martin con un par de palabras, yo de igual manera me levanté, pagué y, evitando mirar al bar tender a los ojos, comencé a caminar a la salida intentando esquivar los cuerpos de las personas que bailaban.

El golpe de aire fresco me sentó bien, busqué al extraño, él había salido primero del club. Lo encontré unos cuantos pasos en frente, justo a lado de las escaleras para subir a King's Road, me acerqué a él despacio, aún no sabía qué decir y era justo yo la que había sugerido "charlar". Cuando estuve a su lado y abría la boca para evocar una disculpa, no pude.

El extraño me besaba, suavemente, sabía un poco a tabaco algo que no me desagradó para nada; y tan rápido como comenzó, terminó.

-Mi nombre es João- dijo alejándose un poco de mi- pero puedes llamarme John si te resulta difícil pronunciarlo.

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N/A: Ya sé, me tardé demasiado en actualizar y actualizo esta grosería de capítulo. Pero que más da, es lo bueno de que sólo sean fantasmas mis lectores. Originalmente la historia seguía otra línea y otro tipo de narración, pero a raíz de ciertos eventos decidí volverla más realista y cambiar el rosa de la original y volverla un poco gris. Justo como pasa en la vida.

lunes, 21 de mayo de 2012

Capítulo 1 "El extraño"

La escena, un club nocturno, como muchos que había en ese pueblo. Había llegado ahí con la intención de beber hasta olvidar y tal vez, con un poco de suerte, ligar. No quería estar sola esa noche; por lo menos no la primera.
En toda mi vida no me había sentido tan sola como en ese momento, de cierta manera una situación irónica y paradójica; yo en un lugar que no podía estar más lleno de personas sintiéndome sola.
La sola idea de estar en un lugar atestado de esta manera de por sí era irreal; vamos, que nunca he sido una persona a la que le gusten este tipo de lugares. De hecho, tener un par de personas demasiado cerca de mí es algo que ya me incomoda.
Como dije, lo único que buscaba al venir aquí, era la compañía. De nuevo, paradójico, yo nunca he querido la compañía de nadie, de nadie excepto de él. Tal vez fue la costumbre, tal vez el amor influyo un poco; pero desde hacía algún sentía unas ganas tremendas y estúpidas de pasar tiempo con él, aún si no habláramos de nada (como solía pasar) su presencia me resultaba agradable. Llegué a un punto en el que esperaba con ansias esas tardes en las que sólo nos sentábamos juntos en algún lado, cada quien pensando en sus asuntos pero juntos al fin de cuentas.

Una voz masculina me trajo de regreso al presente.
-Are you alone?- un chico que, en estándares normales, podría ser extremadamente apuesto, a mí me pareció normal, seguía buscándolo a él en todos los hombres que veía, obviamente nunca lo encontraba. El chico, que poseía un fuerte acento brasileño seguía esperando mi respuesta.

-Yes, but I don't like company- Como todos, me miró extrañado y, aunque la lógica dictaba que se tendría que haber ido, no lo hizo, se sentó a mi lado.

-Me neither- me contestó- por alguna razón el tono de voz que había usado me obligó a mirarlo una segunda vez, esta vez mucho más cuidadosamente examiné sus rasgos faciales, como dije apuesto, de piel clara, la cara un poco larga pero de cierta forma masculina, labios ni muy gruesos ni muy finos, nariz recta, cejas espesas y una mirada intensa; ojos marrones. No puede evitar preguntarle.

-Then, why are you here?-Esperé por su respuesta, él ahogó una risa, más un bufido que nada, cerró los ojos y le dio un trago a su bebida, bebida que yo no había notado por estar tan absorta en mis pensamientos.

.-I think, we're her for the same reason- respondió con los ojos cerrados, tras un momento, abrió los ojos y me dedicó una mirada intensa, mirada que me enchinó la piel e hizo que sintiera una pequeña descarga eléctrica recorrer mi columna- We don't want to feel alone and yet, we are-dijo.

De un momento a otro ambos habíamos dejado el antro y caminábamos apresuradamente hacia el apartamento del chico. Ni siquiera sabía su nombre, no que me importara, ni él el mío.

Diez minutos a pie después me encontraba siendo aplastada por el fornido cuerpo del chico contra una mullida cama, mientras nos besábamos desesperadamente.

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Lo primero que vi al abrir los ojos fue una espalda musculosa. No quize pensar en nada y decidí volver a dormirme con un único pensamiento en mente. - Esto fue algo sin importancia, de una sola noche-
Que equivocada estaba... 
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N/a: bueno, que les digo, es el primer capítulo.... CASI como una mini introducción...
Gracias lectores fantasma y amigos imaginarios que me leen :)

miércoles, 21 de marzo de 2012

Prólogo: "Nunca: Él y yo"


-Mira, yo sé que él nunca ha hecho nada muy grande por ti; que no suele ser romántico, amable o gentil, que puede tener muchos defectos pero tú y yo; ambas sabemos que él te quiere...- no pude evitar que mi voz sonara titubeante. Para ser sincera estaba un poco nerviosa, aún así continué - Y mucho, debo agregar. No puedes esperar que de la noche a la mañana se vuelva un príncipe encantador...- sabía que mi voz tenía un tono de desesperación que no pude ocultar.

 -¿De la noche a la mañana? ¡Llevábamos saliendo tres meses!- ella, a su vez me respondió, parecía irritada y molesta al mismo tiempo, de cierta manera me compadecí; yo había estado en su lugar muchas veces.



No me rindo fácilmente, así que me arriesgue de nuevo; no le podía fallar a él, nunca a él.

 -Mira, yo no tengo por qué contarte esto, pero igual lo haré; me siento responsable hasta cierto punto de la situación en la que se encuentran él y tú... ustedes- suspiré, le iba a contar a ella; precisamente a ella de entre todas las personas la historia que, hasta la fecha sólo él y yo conocíamos, por supuesto la abreviaría.
- Él y yo nos conocimos hace seis años, pero lo cierto es que soy su mejor amiga de apenas hace dos- ella pareció confundirse o extrañarse; con una mirada le pedí que me dejase terminar- sí, lo conozco hace seis años y YO lo considero mi mejor amigo desde entonces pero ganarme el lugar que tengo ahora...-traté de no sonar harta o triste- ¡me costó seis malditos años!- y fallé miserablemente, seguí con la historia- sabes, él no es una persona que se fié mucho de los demás, siempre ha sido así. Lo que quiero hacerte entender es...-traté de buscar las palabras correctas -que conseguir lo que tú tienes en poco mas de tres meses... - vacilé un poco e inspiré lentamente.
 -Si eso no te hace comprender lo importante que eres para él. Yo, bueno, no estoy segura de que tan bien lo conozcas. Créeme que nunca fue mi intención interponerme entre ustedes; lo que oíste y lo que viste no fue más que nuestra despedida. Yo sé que él te ama a ti; y aunque siempre mantuve la esperanza de que con el tiempo él correspondiera mi sentir, tu llegada a su vida me hizo despertar y darme cuenta de lo mucho que perdí, que sigo perdiendo al esperarlo.

Hace dos días recibí un comunicado de una universidad en el extranjero, me aceptaron y decidí ir. Pero no podía irme sin decirle la verdad; por lo menos eso se merecía, así que lo cité y le expliqué, como siempre, él me escuchó y lo entendió, entendió que no lo estaba haciendo para que te dejara, que sólo quería que estuviera en paz mi ser. El beso, no fue un beso de amantes, fue más como el punto final de esto, sólo fue un roce y yo lo inicié, además fue tan efímero que él no tuvo tiempo de rechazarme. 
Eso fue lo que pasó, lamento haberlo besado pero es que no lo resistí, no fue mi intención causar problemas; no sabia que tú nos verías y...-de nuevo perdí la voz, no sabía cómo continuar- ódiame a mi, él no lo merece; ya está suficientemente destrozado con tu indiferencia, es por eso que vine aquí, para rogar tu perdón; lo siento, de verdad no es su culpa- me detuve en mi caminata, la miré y antes de regresar por donde viene le dije- Cuídalo bien, él siempre será muy importante para mí. 

 No necesité preguntarle; sabía que lo perdonaría y que volverían a estar juntos, él y ella. Nunca: "Él y yo". Por eso entendí que yo ya no pertenecía a ese lugar.



Me fui y dejé un pedazo de mi alma allí; pero con suerte; en el próximo pedazo de camino que recorra, me encontraré con alguien que llene ese vacío que quedó en mi alma.

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N/A: Hace un par de años me propuse la meta de escribir una novela. Lo intenté mucho, y tras un par de romances fallidos este pequeño relato salió de la nada. Es la aceptación del final de una etapa. 
Lo releí y reescribí al menos cinco veces, me costó mucho pero me ayudó a cerrar un capítulo pendiente en el libro de mi vida. De este pequeño relato nació una historia, mi novela, una novela escrita por mí comenzó a tomar forma, sin buscarlo el relato me encontró a mi. Al contrario de lo que piensan este no es el final, es sólo el comienzo y lo pensé justo así porque todos sabemos que con cada final viene un comienzo.
Lenta y tranquilamente seguiré desarrollando el proyecto que nació en mi mente a raíz de este fragmento y lo publicaré aquí donde muchos fantasmas puedan leerlo....
Buenas noches paciente lector tras la pantalla. 
Su amiga Arely.

domingo, 12 de febrero de 2012

Impredecible

-¿Y qué? ¿Tú también te crees mucho no?- lo miró retadoramente- no eres nadie para juzgar qué hago o quién soy, mucho menos por qué lo hago; lo que te cuesta es aceptar que yo sí tengo el valor para hacer lo que quiero- dijo de manera airada.

Él intentó hablar, boqueo un par de veces, estrujando su mente para dar una respuesta convincente, no la encontró, sabía que la chica llevaba razón.

-¿Sin repuesta? ¿de nuevo?- un bufido de enojo mezclado con frustración abandonó los labios de la chica- por qué no me sorprende- hizo ademan de levantarse de donde se encontraba cuando una mano la detuvo.

Todo fue tan rápido que su mente no registro los hechos hasta que no se sintió apresada por un par de brazos y recibiendo un beso algo torpe por parte del hombre frente a ella; y tan rápido como comenzó, todo terminó.

Dos pares de ojos enfrentándose... Ambos a la espera de que la otra persona rompiera el silencio.

La chica fue la primera en hacer algo; el sonido de una cachetada rompió el silencio, increíblemente unos ojos llorosos enfocaban la vista en la persona que la acababa de besar. Luego una risa incómoda y una frase que él no imaginó escuchar.

-Tardaste demasiado en actuar, idiota- ella lo abrazó, él sólo pudo corresponder el gesto, aún un tanto sorprendido de lo que escuchó.

Sólo pudo vocalizar.

-Lamento haberte hecho esperar-.
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n/a: estoy loca, desvelada, con sueño y sobrecargada de ideas cursis :3 bueeeennnaaas!!! Jaja!