viernes, 17 de julio de 2015

Ha pasado el tiempo

Se siente extraño colocar mis dedos una vez más sobre el teclado, en especial cuándo no hay un motivo en específico. Ya había olvidado la maravillosa sensación que me provocaba dejar que las ideas fluyan de mi mente y se plasmen como palabras.
Es tan liberador y, a la vez, esclarecedor. Las ideas se ordenan sin que lo note.

Ha pasado mucho tiempo, desde la última vez que escribí algo sólo por el gusto de hacerlo, sin tener que responderle a nadie, con la seguridad que me proporciona mi pequeño espacio en el mar que es la Internet.

Han habido tantísimos cambios en mi vida, muchos de ellos decisión mía y otros sólo consecuencia de mis decisiones; básicamente podría decir, sin temor a equivocarme que mi vida por fin está tomando un rumbo elegido por mí. Podría decir que se siente correcto. Podría.

Sin embargo, los últimos meses, una sensación me ha impedido disfrutar la vida. Hay algo que no se siente bien. Lo que es a su vez deprimente, sacrifiqué tanto por llegar a este punto en el camino que sólo debería ser capaz de sentir éxtasis y felicidad.

La felicidad hace tiempo me abandonó y para este punto yo ya he olvidado qué es el éxtasis; me remuerde pensar que hice todo esto en vano, me ofusca la idea de haber cambiado felicidad real por un concepto inexistente. Construí demasiados castillos en el aire acerca de cómo debía ser mi vida, ahora me parecen todos esos "obstáculos" excusas estúpidas que me impidieron disfrutar por completo lo que ya tenía, no darme cuenta de lo que tenía.

El amor, la escuela, el trabajo, la familia, los sueños... absolutamente todo tiene un significado diferente en este momento; ya nada es como lo creí y tal vez nunca lo fue. Tal vez, como ya lo he establecido, pensé e imaginé demasiado; tal vez lo que yo tenía era justo lo que necesitaba y nunca fui capaz de verlo.

Añoro y extraño esas horas que ahora lucen tan lejanas en las que poseía ese cariño que ahora tanto me hace falta. Necesito a veces tanto esa comprensión esas sonrisas, los secretos... la complicidad y más que nada la compañía. Nunca pensé decirlo pero añoro el pasado y me desentusiasma el futuro.
Antes ¡oh, antes! Añoraba el futuro pues prometía felicidad y satisfacción.

Hoy el futuro sólo es, en el mejor de los casos, conformismo.

Ya no aspiro a la felicidad, sólo puedo esperar que exista estabilidad, que sea suficiente para mantenerme cuerda y en una pieza.

Se me ha prometido que el pasado estaría ahí para reconfortarme en los momentos más duros; sin embargo, hundirme, hoy en día, en los recuerdos pasados no resulta reconfortante sino más bien una tortura, Saber que lo tenía todo y lo dejé ir.

Y no puedo dejar de culparme. Extraño mi pasado, detesto el presente y temo que el futuro sea aún más descorazonador.

Deseo ahora, más que nada, que esa fuerza que solía empujarme cada día en cada minuto, regrese. No estoy segura de cuándo la perdí y si pudiera regresaría en el tiempo y me aferraría a ella. Sólo quiero ser feliz; es lo que más deseo en el mundo. Quiero ser entendida, sentirme acompañada, ser necesaria y amada.

Estoy, tal como cuando abrí este blog, en un momento y lugar oscuros de mi vida. Ahora no hay cambio de camino, debo luchar por ser feliz o con lo que tengo. Estoy demasiado cansada para intentar cambiar todo de nuevo. Además creo que no cambié, que más bien huí y ya no quiero huir.

Ha pasado el tiempo, de verdad que ha pasado y tal vez demasiado rápido para mi gusto.