martes, 23 de mayo de 2017

Sin Nombre 1.

Tengo este masoquista hábito de imaginar el peor resultado de una situación, la peor justificación para un error... Vaya, el peor escenario sin importar nada.

Tal vez lo hago por el puro placer del entretenimiento mental que me brinda, tal vez lo haga porque mi educación incluyó la frase "Piensa en lo peor, planea con la peor situación posible" repetida numerosas veces por mi padre en un intento de inculcarnos la precaución, la idea de siempre estar preparada para lo peor te hace tener no uno, ni dos, sino seis o diez planes alternativos para cada situación.

No quiero desviarme mucho del rumbo que quería que tuviera esta publicación, realmente se que nadie lee lo que sea que yo escribo aquí... Bueno, hoy en día nadie lee y punto (por lo menos no en mi país), está demás mencionar una vez más que en la actualidad la gente prefiere las fotos y los videos antes que las palabras escritas. Situación que me es ajena y francamente inverosímil.

Yo no imagino un mundo sin palabras escritas, tal vez será porque las uso de desahogo desde que tengo memoria... Bueno, cualquier niña que tuviese un diario podría entender lo que digo....

¡Caray! Parece que hoy es noche de desviarse del tema cinco mil veces.
Recién intentaba explicarles, queridos fantasmas mentales, que tengo como práctica recurrente un ejercicio mental masoquista.

A partir de una situación (cualquiera) en mi vida, imagino el peor resultado posible y de ahí creo un historia en mi mente, con mucho drama (como parece que me gustan las historias) me gusta forzar a mi yo mental a enfrentarse a lo peor imaginable (nada fantástico) de cualquier situación. Si bien a veces creo que es para convencerme de que... sin importar qué, seré lo suficientemente fuerte para superar dicha situación... A veces creo que lo hago como mero entretenimiento porque mi simple y sencilla vida es... aburrida.

¡Boom! Lo dije, ya maldíganme... Lo sé, no crean que soy tan ingenua, sé que sueno a mocosa caprichosa pero mis queridos amigos cibernéticos e imaginarios....

Todo tiene una base, un origen si es que así lo desean ver.

Cuando era joven, muy joven, una niña.... Por aquellos ayeres en que mi confidente eran un montón de hojas con un estampado en agua de un oso o animal con intenciones de querer parecer tierno y olor a alguna frutilla (sí, estoy hablando de los típicos diarios que en mi juventud las niñas teníamos; ignoro realmente si hoy en día aún son sumamente comunes los diarios en papel).

En fin, por esos ayeres yo solía hacer exactamente lo contrario a lo que hago hoy.... Solía imaginar todo tipo de historias cursis y rosas con finales felices, hermosas historias llenas de esperanza y amor.

¡Puaj! Me doy asco sólo de recordar que ese mal hábito (a mi parecer un mal hábito) continuó hasta mis muy entrados 15.

Fue entonces que comprendí, a la mala y tras muchos tropiezos que lo que yo soñaba era estúpido, irreal y que sólo me causaba daño al alimentar falsas esperanzas, construir castillos en el aire y dar rienda suelta a mi imaginación,

A partir de ahí, todo tomó un tinte más oscuro, quise hacerme entender lo que en realidad pasaba, quise analizar las verdaderas posibilidades de lo que, yo juraba, eran historias completamente posibles.

Por supuesto, está demás decir que mi yo "pesimista y realista" ganó la batalla.

Según yo, endurecí mi manera de pensar para que mis propias ilusiones no me dañaran; olvidé que en el proceso me construí una mentalidad que tendía a ver el fracaso, la tristeza, la soledad y la miseria como el resultado que poseía más probabilidades de volverse real.

Perdí esa luz, esa esperanza, esas ilusiones en el camino a volverme una persona más realista. Hoy en día mi cabeza es embrollo de demonios, fantasmas y pesadillas que atormentan mi existir.

No puede ir nada bien en mi vida sin que sienta la patológica necesidad de arruinarlo, no puedo tener un chispazo de felicidad sin que sienta que pronto un tragedia va a ocurrir...

Detesto esta parte de mí, lucho contra ella cada día de mi vida y, aún así, no he logrado menguar este comportamiento destructivo en lo más mínimo.

Lamento compartir una entrada tan triste y sin sentido luego de meses de no escribir nada, lo lamento de verdad; es sólo que como lo pueden notar es lo que ocupa mi mente en este momento,

Buena noches queridos fantasmas.
Recuerden siempre tener ilusiones y esperanzas, son el motor que nos impulsa.

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